Delirium Tremens

sábado, enero 13, 2007
Vértigo



He aquí otra historia que comienza. La pantalla no está oscura; al contrario, está llena del rostro de una mujer, o, más exactamente, de una parte del rostro. No podemos llegar a discernir las facciones, pero hay un ojo que nos mira; todos nosotros somos ojos mirando a un ojo, como si la pantalla fuese un espejo retador. ¿El cine está hecho para mirar, el cine está hecho para que nos miren? Desde el fondo del ojo, nace una espiral. Y cuando pasen los minutos de proyección y veamos por primera vez a aquella mujer, sentiremos que hemos entrado dentro de la espiral, como el nauclero del relato de Poe, que bajaba hasta el fondo horripilante y exaltador de un remolino oceánico. Nada de turbión ni de viento mistral: claridad luciferina, tapizados rojizos, música suave. Un restaurante de lujo puede ser una metáfora del país de los muertos. Nosotros, espectadores, miramos cómo un hombre mira a una mujer; de lejos, pero sin perderla de vista. Ahora, ella se levanta de la mesa y pasa con un roce rápido y leve, el pelo rubio recogidoen un moño en la nuca. ¿Una mujer muerta, una mujer viva? Para entrar en la espiral, basta con mirar, en la fastuosidad rojiza de un restaurante nocturno, los ojos de esfinge de una mujer que pasa. Es Kim Novak en Vértigo.

PERE GIMFERRER. "Noche en el Ritz"




Sacado del excelente blog de desconvencida,visitadlo;).
posted by Glenda @ 5:43 p. m.  
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